La corteza es una parte esencial del Queso Manchego. Es como el ADN del Queso, que nos permite conocer mucho sobre el queso que tenemos delante. Gracias a ella, entre otras cosas, podemos distinguir y saber qué curación tiene cada variedad de queso. De esta forma, no es lo mismo la corteza de un queso tierno que la de un queso viejo.
Por su parte, no debemos olvidar que la corteza es, ante todo, la parte del queso que lo protege del exterior. Su formación se produce durante el proceso de curación, al estar en contacto con el medio ambiente. Y, gracias a ella, el queso adquiere los matices y sabores que hacen del queso un alimento con un sabor muy específico y delicioso.
En el caso del Queso Manchego, su corteza es consistente y dura. Presenta un color amarillo pálido o verdoso-negruzco cuando no se limpie la superficie de los mohos desarrollados durante la maduración.
Tiene una forma peculiar, gracias a los moldes tipo pleitas en la superficie lateral y tipo flor en las caras planas.
Muchas veces nos hemos preguntado si la corteza del Queso Manchego la podemos comer. Pues bien, depende del tipo de queso y del grado y forma de curación.
Además, es importante que a la hora de cortar y servir el queso, se haga manteniendo la parte de corteza que le corresponde. Así, nos permitirá apreciar mejor el sabor extraordinario del queso en el paladar.
A partir de ahí, ya es decisión del consumidor comerse o no la corteza, teniendo en cuenta siempre si se puede o no hacerlo. Si tienes dudas con cualquier variedad, en la etiqueta nos indicarán si la corteza es o no comestible.
En definitiva, la corteza del Queso Manchego es su carta de presentación. Y gracias a ella podemos distinguirlo y diferenciarlo de otro tipo de quesos. Recuerda, consume siempre Queso Manchego y disfruta con Quesos Lominchar.